La adolescencia es una etapa crítica en la que el riesgo de padecer algún tipo de adicción aumenta considerablemente, de manera que es importante saber detectar las señales de riesgo y poner en marcha estrategias que nos ayuden a prevenir esta situación.
Existe evidencia científica de que las etapas de transición son especialmente sensibles al riesgo de caer en algún tipo de adicción, estas etapas para un adulto pueden ser un divorcio o la pérdida del trabajo. Para un adolescente, las épocas de riesgo incluyen las mudanzas, el divorcio en la familia o el cambio de escuela. El paso de la primaria a la secundaria, supone en muchas ocasiones los primeros contactos con el alcohol y el tabaco, y con la familiarización con este tipo de sustancias aumenta en mucho el riesgo de entrar en contacto con otras sustancias.
Durante la adolescencia es normal asumir ciertos riesgos como parte de nuestra reafirmación como individuos autónomos. Cierto punto de rebeldía, puede despertar en nosotros el deseo de probar cosas nuevas, lo cual sumado a que las partes del cerebro encargadas no se encuentran totalmente desarrolladas, pueden hacer que el adolescente se vea influenciado por terceras personas y no haga una correcta evaluación de los riesgos.
Algunas señales de que un adolescente puede estar en contacto con las drogas son:
- Tendencia a la soledad.
- Disminución del rendimiento escolar.
- Cambio repentino de amistades.
- Falta de interés en actividades que antes le gustaban.
- Duerme mucho o casi no duerme.
- Siempre necesita dinero o tiene mucho dinero.
- Disminuye su apetito.
- Hay pequeños hurtos en casa.
Ninguna de estas señales constituye un indicio suficiente como para poder afirmar que un adolescente consume drogas, pero si pueden ser avisos que nos están informando de que algo puede estar sucediendo.
Además de mantener la alerta, es importante generar autoestima en el adolescente, y ayudar a construir en él un juicio crítico y unos hábitos positivos. La construcción de canales de comunicación basados en la confianza, son muy importantes para tener constancia de las preocupaciones y situaciones que está viviendo el adolescente. Establecer lazos de afecto y convivencia positiva, así como reconocer sus logros y habilidades personales, crearán sobre el adolescente una buena autoestima que le mantendrá alejado de buscar refugio en la droga.
Por otro lado, hay que tratar de construir el hábito de estudio, lectura y participación de actividades fuera de la escuela. Este tipo de actividades son positivas a todos los niveles sobre la vida del adolescente, especialmente porque le mantienen centrado en cosas que son muy positivas para su propia vida, y le mantienen alejado de círculos negativos.