La adicción al sexo se define como el fenómeno en el que una persona es incapaz de controlar su comportamiento sexual. También denominado dependencia sexual, hipersexualidad, satiriasis o ninfomanía, esta adicción puede llegar a afectar a cualquiera de los ámbitos de la persona que lo padece.
Mantener múltiples relaciones a la vez, una masturbación obsesiva, cibersexo descontrolado, la necesidad de tener numerosas citas o incontables parejas, así como el sexo frecuente con desconocidos, el visionado excesivo de pornografía o el consumo de prostitución, son algunos de los comportamientos más frecuentes de los adictos al sexo.
¿Cuándo acudir a consulta?
Hombres y las mujeres toman consciencia de la magnitud del problema y visitan por iniciativa propia a un terapeuta. Sucede cuando, desde un punto de vista moral, les resulta insoportable continuar con el comportamiento adquirido durante meses o incluso años. Además de llegar preocupados, su estado de ánimo suele ser bajo y se lamentan por la cantidad de gastos en los que están incurriendo por el sexo.
Pero lo más habitual es que sea la pareja la que intervenga para buscar una solución. El adicto no suele reconocer su desorden. Una vez descubierto, los allegados suelen llevar al adicto a una consulta. Tratando de buscar la posibilidad de que no se rompa el matrimonio o con la esperanza de que se vuelva a recuperar la normalidad.
El adicto al sexo suele convencerse de la necesidad del tratamiento cuando se da cuenta de que puede perderlo todo. El miedo a la soledad es una de las principales causas para acudir a terapia. Una vez comenzada, en solo pocas sesiones, toma consciencia de la problemática. De esta manera va a experimentar una gran mejora en su vida.
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